sábado, 10 de diciembre de 2011
El Lavadero del alma
Encerrado, dentro de su concha, él es lo que cuenta su cuerpo y es lo que cuentan las constelaciones de su piel.
Observando suspicaz como el mundo a su alrededor fluye líquido y pegajoso contaminándolo todo, corrompiendo el “yo” y su espíritu, y para desgracia suya, su manera de ver el mundo, se ve condicionada.
Y él loco que no se encuentra, que en busca de la luz y la pureza absoluta siempre se le eriza la piel tras el frío beso de cada ducha con la que trata de lavar su alma y empezar de nuevo…
…lo esencial es invisible a los ojos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Al final, es sólo eso: "me estoy refugiando de vuestro mundo, ése que no me gusta. no quiero ver lo que queréis que vea. no quiero ser quien queréis que sea. Aquí me siento a salvo". Es el Ramón más crudo, ése que yace escondido en algún rincón de su sonrisa fugaz, pero sincera; una parte de él, tan auténtica, tan real, como todas las demás.
ResponderEliminar"No se ve bien sino con el corazón..."
ME IMPACta ver ese interior,cuando su fachada es de un chico dulce y tímido.
ResponderEliminarAún no se qué me gusta más si las fotos o el texto. :)
ResponderEliminarme gusta mucho las perspectivas que has cogido.
ResponderEliminarPor cierto, como echaste la primera??