Primero fue una y después, surgida de la nada, la otra . La fotografía de Francesca Woodman y la posterior de Francesca Male (aún sin tener muy claro quién es esta última) son referente para mí en el proyecto personal en el que me encuentro inmersa y que por el momento no tengo pensado cerrar.
¿Por qué? Por la simpleza de sus imágenes en las que con dos colores y escasos recursos narrativos nos cuentan su universo personal, lo que nace de sus entrañas y no todo el mundo quiere o se atreve a mirar.
Si bien no pretendo realizar el mismo tipo de fotografía, busco mostrar sentimientos (no similares, nunca lo son...): lo que me rompe o ha roto por dentro alguna vez, los miedos, las pesadillas, la soledad, la locura...
En ambos casos se trata de una fotografía fuertemente conceptual, capaz de recorrernos aunque no de hacernos comprender, pues busca más mostrar la propia avería, que reparar desastres ajenos.
En ambos casos se trata de una fotografía fuertemente conceptual, capaz de recorrernos aunque no de hacernos comprender, pues busca más mostrar la propia avería, que reparar desastres ajenos.
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